Vivo en un Airbnb

Recuerdo tener entre 9 y 11 años y estar sentada en el comedor en mi casa, junto a mi abuela y mi hermano con una libreta de esas amarillas grandes de líneas azules anotando como yo quería que fuera mi casa.  No sé exactamente las cosas que le iba a incluir, pero si recuerdo que la suma me dio algunos millones. 

Pensándolo ahora, creo que hice la suma bastante mal y el total real eran como diez mil dólares.  No importa si estuvo bien hecho o mal, mi realidad es que ninguna de las dos se cumplió.  Ni una casa de millones, ni una con todo lo que yo quería de $10,000.  Sin embargo, ese recuerdo está muy presente en mí.  ¡¡Y miren que yo soy olvidadiza!! 

Es gracioso, al menos para mí y un poco revelador, cómo tu puedes desear tanto algo, y trabajar por ello claro está, y que se haga realidad.  Yo soy de las que cree que todo lo que pasa en mi vida es porque Dios está trabajando en ella y no deja nada a la suerte.  Dios conoce mi corazón, mis deseos y cada pensamiento loco que pasa por esta cabeza.

El transcurso de los años me ha enseñado a orar mejor (en mi opinión).  A ser más clara y concisa con Dios y a tenerlo loco todo el día mientras me mato hablando con Él.  He descubierto que cada uno de esos sueños que tenía de niña, poco a poco y de la manera más extraña del mundo han ido pasando uno a uno.  TODOS, MUCHO MEJOR DE LO QUE YO ME LOS IMAGINÉ.

Les contaba de estar sentada escribiendo mi casa ideal.  Aquella conversación fue graciosa y abuela y mi hermano me relajaban porque yo estaba aspirando a demasiado.  Cuando sueñas nunca debes tener límites, y en aquel momento eso era muy claro.  Lo que no sabían era que había hecho un desastre con mis cálculos matemáticos.  

Hoy, 17 años después de aquel ataque de risas y aquella hoja amarilla llena de artículos para el hogar, tengo mi propia casa.

Me acabo de mudar.  La realidad es que NOS ACABAMOS de mudar a nuestro hogar.  Llevamos menos de una semana aquí.  El proceso ha sido espléndido, pero eso es otro ensayo.  Decidí escribir esto porque literalmente me siento viviendo en un Airbnb.

Si no sabes que es eso a estás alturas estás gastando dinero demás cuando te quedas fuera de tu casa.  Un resumen del resumen, pero puedes buscar en internet claramente, es personas que rentan sus casas, o espacios en sus casas por un costo menor a un hotel.  Mis experiencias hasta ahora con ellos han sido todas excelentes.

Volviendo al tema. El asunto es que cuando fui a bañarme por primera vez, me sentía como si en dos días me tocara irme de este lugar hermoso.  Es increíble poder estar aquí y vivir todo lo que esta pasando.  Me siento afortunada, agradecida y bendecida.  No lo doy por sentado, sé que hay muchas personas que no tienen la oportunidad nunca en su vida, de tener esto que yo tengo ahora.

Es una sensación que no me la creo.   Todos los papeles que firmamos, la nueva deuda que vemos cada vez que entramos a la aplicación del banco y haber dormido aquí, aún nada de eso me hace esto real.  Me siento volando, en un sueño del cual en algún momento voy a despertar.

Desde pequeña quería tener una casa, y ha sido una de las metas que más gratificantes se ha sentido.  Hablando con la realidad muchas de las cosas que desde siempre he querido lograr no han resultado como esperaban.  Como por ejemplo terminar mi maestría y ahora tener un trabajo que puede ser hecho por cualquier persona con mucha paciencia.   No necesariamente han sido malas, pero me las imaginé de manera distinta. Esta vez, mi imaginación se quedó corta comparado con lo que recibí. 

Tengo que agradecer a mis padres, a los papás de JP, al tío de JP, a Belén nuestra realtor, a Ana nuestra consejera en el programa y a NACA, el programa que nos permitió tener un interés increíble de 0.125%.  Escribo el porciento de interés porque si hay alguien que lea esto en alguno de los estados que NACA está, pueden beneficiarse también.  Es un programa que te permite tener una casa a un costo real que puedes pagar y no tener una casa con una deuda que necesitas toda tu vida para pagarla, y dónde terminas pagando dos casas.

No me queda más que decir, sólo gracias.  Me llevo algunas reflexiones de esto y las comparto contigo.  Que los sueños se convierten en realidad.  Que un buen compañero de vida es vital para que las cosas pasen.  Que lo que te propongas lo puedes lograr.  Que las cosas pasan en el tiempo perfecto.  Que si estás abiertx la vida te puede soprender.

También me llevo algunas pegadas contra la pared de la realidad.  Que no sé pintar con un rolo.  Se marca toda la pared con líneas.  Que no tengo idea de cómo es lavar las cosas con las que pintas.  Que si vas a utilizar el rolo al otro día mejor lo pones dentro de una bolsa plástica y al otro día esta listo para usar.  Que es necesario poner el rolo en agua para que se le salga toda la pintura porque sino amanece tostado al otro día y no sirve.

Que cuando te mudas a una casa que no es nueva de paquetito hay que hacerle muchas cosas.  Hablo de detalles, pero por ejemplo yo quiero hacerlos todo de una vez y es imposible.  Que mudarse con toda tu familia lejos es una tristeza grande.  Que por más que visites la casa, no es hasta que estás en ella que te das cuenta como realmente es.  Que mínimo tengas un liner para el baño y los ganchitos porque si no vas a hacer un reguero de agua el primer día.

Hay muchas cosas más que he aprendido en tan sólo unos días, que en los doce años que estuve en la escuela.  Bromeaba con JP ayer, que les voy a escribir un currículo con las cosas que realmente deberían enseñar en las escuelas.  Porque la realidad es que hasta ahora no he tenido que utilizar los catetos de la hipotenusa ni he vuelto a hacer un cojín en mi vida.

Hasta el próximo, y cuéntenme que sueños que tenían de siempre se han convertido en realidad.

10 thoughts on “Vivo en un Airbnb

  1. Hola Antonia,
    Me encanta la forma que escribes ! Ojala algun dia pueda visitarte te extraño en el programa.

    Tienes mucho talento para escribir 😀

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